La Familia y la Civilización
OPINIÓN | 4 Ene 2018
La familia es la institución social más importante. Cumple funciones vitales como: la solidaridad intergeneracional, creación de riqueza, la educación y la transmisión de valores. El filósofo argentino Gabriel Zanotti, realiza un brillante análisis entre el equilibrio que existe entre el mercado (donde prima la competencia) y la familia (sustentada en la solidaridad).
La familia viene a compensar la anonimia social hacia la cual avanzan las sociedades con mayores niveles de desarrollo.
Los marxistas entienden muy bien la relación estrecha que existe entre el capitalismo y la institución familiar. El marxista ruso David Riazánov (1870 – 1938) atacó duramente el concepto de matrimonio equiparando a la mujer con el proletario y al varón con el capitalista. Es el mismo análisis es que aplican las feministas de tercera ola, para presionar a los gobiernos a aprobar leyes cada vez más duras contra los varones. Destruyendo la familia, los marxistas tendría la ruta libre para instalar su tiranía y acabar con nuestra civilización.
La protección de la familia, empieza por sanear la economía y liberar los mercados. Aquí es donde me preguntan: ¿Cómo favorecen los mercados libres a la protección familiar? Fácil: es el mercado donde se crea riqueza. El uso eficiente de los factores productivos (recursos naturales, recursos humanos y bienes de capital) beneficia a los más pobres. Las leyes intervencionistas como el control de cambios, “beneficios” laborales o las manipulaciones artificiales de las tasas de interés, solo perjudican a los más necesitados.
Pero la economía no es el único frente. La nueva izquierda posmarxista, está más interesada en la cultura (superestructura) que la economía (estructura). El marxismo cultural, de esta manera, se ha consagrado como el nuevo paradigma dentro del pensamiento de izquierdas. Es allí donde hace unas décadas, se vienen postulando las consignas más revolucionarias: la deconstrucción de la estructura familiar, del género, de las relaciones entre los sexos, del lenguaje, de la cultura, de las identidades nacionales, de los estados, de las instituciones, de las sociedades y hasta de lo que concebimos como verdades científicas.
Desconstruirlo todo para formular desde una base ‘en blanco’ al ‘hombre nuevo’, asimilable al pensamiento marxista. El matrimonio homosexual, el aborto, la identidad de género son las nuevas consignas revolucionarias. Para cortar el avance de la agenda progresista, primero se debe empoderar económicamente a las familias para romper la dependencia estatal en temas de salud y educación. En este campo, la libertad educativa es tan necesaria como la libertad económica.
La defensa de la familia es vital para la civilización occidental. Russell Amos kirk, Roger Scrutun y Olavho de Carvalho coinciden plenamente en afirmar que la defensa de la civilización debe ser llevada a cabo por gente de fuertes convicciones morales. Y el único medio posible es una fuerza política de carácter conservadora, que empiece a ganar terreno en la prensa, la academia y las redes sociales. Esa tarea en Bolivia, la que empezamos Andrés Ortega, Lilian Orellana, Hugo Colombo, Álvaro Arteaga, Gróver Cárdenas, Luis Cristian Rivas y este humilde servidor. Entendemos que el camino desde la servidumbre es cuesta arriba, pero comprendemos también que no hay otra ruta.
//*HUGO BALDERRAMA ES ECONOMISTA MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA//
Fuente: VISOR BOLIVIA