Carl Menger, el padre de la escuela austríaca
Carl Menger (1840 -1921) fue, junto con W.S Jevons y Leon Walras, uno de los fundadores de la llamada revolución marginalista. Menger considero incorrecta la teoría del valor trabajo –que desarrollaron los clásicos, y Carlos Marx la uso para justificar la teoría de la plusvalía– y desarrolló la teoría subjetiva del valor.
En su libro Principios de Economía Política, Menger explica que el valor de las mercancías no depende de la cantidad de trabajo incorporada en su producción, sino de la capacidad que tienen las mercancías de satisfacer nuestras necesidades (que varían de persona a persona). A partir de la anterior explicación, se pueden derivar algunas consideraciones que hasta el día de hoy resultan vitales para comprender la actividad económica.
Por citar un caso, los recursos naturales no tienen un valor económico per se, sino en función de su capacidad de satisfacer necesidades de primer orden (bienes de consumo) o la posibilidad de ser usados como insumos productivos (bienes superiores). Por ejemplo, antes del boom del motor a combustión interna, el petróleo se consideraba una maldición, porque se filtraba a los pozos de agua y los dejaba inservibles.
Por otro lado, si el trabajo humano no es el factor vital en el valor de las mercancías, por lógica, el empresario no está tomando valor de los trabajadores, al contrario, el capitalista está otorgando valor al mismo. Ergo, Los salarios e ingresos en términos reales dependen única y exclusivamente de las tasas de capitalización, es decir, de las inversiones que hacen de apoyo logístico para aumentar su rendimiento. No es lo mismo pescar a cascotazos que con una red de pescar, no es lo mismo arar con un tractor que hacerlo con las uñas. Los equipos de capital elevan los rendimientos que es otro modo de referirse a los ingresos o salarios. Lo que obtienen los trabajadores en Canadá no son lo mismo que lo que obtienen los trabajadores en Uganda y el motivo no reside en el clima o en otras consideraciones como no sea el nivel de inversiones que, a su vez, dependen de la calidad de los marcos institucionales que protegen derechos.
Por esto es que, por ejemplo, en lugares donde las tasas de capitalización son elevadas se dificulta encontrar servicio doméstico ya que las personas están ubicadas en tareas de mayor responsabilidad y remuneración.
Penosamente, la mala compresión del tema laboral, es la base para que los gobiernos de distintos países del mundo hayan diseñado políticas laborales, que sólo generan desempleo.
En el tema monetario, el profesor Carl Menger define el dinero como: “una mercancía con alto nivel de liquidez (vendibilidad, la llaman en algunas traducciones)”. La liquidez junto con la capacidad de mantenimiento de valor, son los factores que determinan cuáles son las mejores monedas. Para Menger, la sociedad encontró el mejor dinero mediante un proceso conocido como catalaxia, y sin la necesidad que medie poder estatal alguno, verbigracia, el patrón oro.
Finalmente, al observar la forma en la que Menger analiza las instituciones sociales (especialmente el lenguaje, la familia y el dinero) podemos afirmar que nos encontramos frente a un empirista, que desconfiaba mucho de las posturas racionalistas que buscaban construir una realidad desde el poder. Postura intelectual que, frente a los delirios socialistas de reinventar la familia, el mercado y hasta la naturaleza, hace mucha falta hoy.