El inútil de La Paz y el Stalin del Chapare
En días pasados, y en una típica actitud autoritaria, Evo Morales anunció que haría una purga al interior de su partido. Hasta ahí, nada nuevo.
Lo novedoso radica en el ataque frontal de Morales contra ministros en función de gobierno (aunque no mencionó ni carteras ni nombres), a quienes acusó de promover el «antievismo».
Pero ¿Qué es eso que Morales llama el «antievismo»?
Emilio Martinez (analista político y escritor) especula que el año que Evo pasó fuera del Chapare fue la oportunidad para que muchos jóvenes dirigentes adquieran poder al interior del Movimiento Al Socialismo. Evidentemente, estos liderazgos no están dispuestos a someterse de nuevo a una jefatura obsoleta.
Al parecer, el MAS se encuentra en una disyuntiva: conformar directivas colegiadas o someterse al líder histórico (que hasta el momento es una suma de fracasos).
Mientras tanto, el presidente Arce Catacora busca componer esas grietas enfrentando al enemigo en común: la derecha golpista y vende patria, convencernos que el sistema de salud es una maravilla, y que la economía se encuentra en plena etapa de recuperación (vamos a salir adelante es el eslogan publicitario).
Penosamente, ni el sistema de salud es una maravilla ni la economía va por buen camino. Veamos.
Primero, el plan de conseguir financiamiento externo colocando 3000 millones de dólares en bonos soberanos resultó un total fracaso. Por ende, no hay recuperación de las Reservas Internacionales y las presiones sobre el tipo de cambio continúan aumentando.
Segundo, e intentando continuar con el gasto irracional que caracterizó a la gestión masista, el gobierno nacional destinó 990 millones de Bs. a ECEBOL (una de las empresas más deficitarias del país y que produce cemento que nadie demanda).
Al respecto, José Padilla, especialista en la industria del cemento, dijo al periodico Los Tiempos de Cochabamba:
Las dos plantas de ECEBOL, la de Oruro y la de Potosí, tienen problemas estructurales como la limitada energía eléctrica que dificulta su plena operación. Además, mencionó que actualmente no hay mercado para el cemento en Bolivia, situación que desató una sobreoferta del producto a consecuencia de la baja demanda del sector constructor, que fue golpeado por la pandemia.
Tercero, el decreto que limita la exportación de carne es un tiro en la pierna. Ya que por un lado, perjudica en la recuperación de las Reservas Internacionales. Y segundo, desabastece el mercado interno (aunque su objetivo haya sido lo contrario).
Cuarto, la creación de impuestos contra las grandes empresas tecnológicas (las FAANG) va terminar perjudicando al consumidor final. Además, sacará del mercado a muchos jóvenes emprendedores. El gobierno no comprende que más impuestos es menor inversión, menos empleo, más pobreza y mayor informalidad.
Finalmente, el control sobre la salida de capitales es una medida desesperada que busca frenar la ya elevada fuga de activos del país. Sin embargo, ese tipo de políticas no sirven para nada, ya que la huida de los inversionistas es la consecuencia de la destrucción de los marcos institucionales bolivianos. Por ejemplo, en el índice de Facilidad para Hacer Negocios 2020 (Doing Business) Bolivia cayó del puesto 111 en 2006 al puesto 150 en 2020.
Al parecer, Arce Catacora presidente no puede solucionar los desastres que causó Arce Catacora ministro de economía.
Pobre Bolivia que tiene que soportar a un inútil en La Paz y a un Stalin en el Chapare.