Las patológicas mentiras de los dos Albertos
La política, el dinero, las armas y la información, o en su caso la desinformación, son los pilares que sostienen el poder.
Con el dinero se compran conciencias, con las armas se someten a naciones enteras, y con la información se controla la opinión pública.
Debemos admitir algo: Los socialistas del siglo 21 han sido consistentes, perseverantes y hasta «creativos» en la forma en la que operan los cuatro pilares arriba descritos. Además, tienen capacidad de trabajo, militancia y disciplina impresionantes a la hora de construir mentiras.
Por ejemplo, luego de que el General Gonzalo Terceros relatara el plan de Evo Morales de enviar 2000 militantes de su partido a enfrentarse con los grupos que pedían su renuncia el 2019 -declaraciones que comprometen al expresidente con el incendio y destrucción de propiedad pública y privada-, Alberto Fernández (presidente de Argentina) envió una carta para disculparse por la supuesta participación de Mauricio Macri (expresidente argentino) en el «golpe de Estado» y en la «represión» contra el «pueblo» boliviano. Aunque el equipo de Macri desmintió la versión de Fernández, ya la mentira está circulando.
Por su parte, el gobierno de Bolivia -con Luis Alberto Arce Catacora a la cabeza- ocupa su tiempo en construir y posicionar los relatos del «golpe de Estado», la gestión efectiva en la vacunación y una supuesta «reactivación» económica. Aunque en la práctica las reservas internacionales no dejan de caer, el déficit fiscal es de aproximadamente $4.300 millones (12,7% del PIB), la vacunación es pura improvisación, las presiones sobre el tipo de cambio continúan. Además, fue imposible colocar los $3.000 millones en bonos soberanos -incluso en un ambiente de abundante liquidez internacional-.
Mientras tanto en Argentina, el kirchnerismo ampliado no podrá usar el truco de presentarse como «moderado». En virtud de que el año y medio de gobierno mostró que es el radicalismo de Cristina Fernández quien manda. Por ende, perdieron mucho apoyo en los sectores más apegados al centro.
Entonces, las perspectivas que en Argentina el poder se redistribuya son relativamente auspiciosas, sobre todo para frenar el copamiento del sistema judicial por parte del kirchnerismo.
Por eso los dos Albertos están apoyándose mutuamente para engañar a las poblaciones de Argentina y Bolivia. Ya que Fernández deberá enfrentar unos comicios en noviembre -donde es muy probable que una defectuosa gestión de la pandemia le pase factura- y Arce Catacora busca frenar las, cada vez mayores, críticas a su presidencia.
Todo eso no debería sorprendernos. Puesto que los socialistas son desleales con su país, utilizan las reglas de juego a su conveniencia, mienten, asesinan y traicionan -incluidos a sus propios correligionarios-.
Como diría Lenin: «La mentira es un arma revolucionaria». Y los gobiernos de Bolivia y Argentina resultaron bastante leninistas en ese sentido.