Arce Catacora fue alcanzado por el largo plazo
En un episodio del año 2009, Los Simpson reciben una carta comunicándoles la revisión de su hipoteca a tipo variable, un día después de haber celebrado una gigantesca fiesta de carnaval financiada con el segundo crédito sobre su casa.
Cuando Marge y Homero van a visitar a su corredor de hipotecas, descubren que la nueva tasa de interés dispara la cuota mensual hasta una cantidad astronómica e imposible de pagar. Entonces, Homero, en un arranque de desesperación, empieza a gritar: «Cuando me dieron el dinero, me dijeron que lo pagaría en el futuro. Este no es el futuro, es el asqueroso presente».
Esa escena de Los Simpson refleja muy bien lo que está sucediendo con la economía boliviana. Veamos los porqués.
Desde el 2006, año que Evo Morales llega al poder, el gobierno asumió la consigna de gastar cuanto sea posible. Por eso, empezó la construcción de proyectos de infraestructura pública y montaron empresas estatales -elefantes blancos en realidad-. Además, a partir del 2013, se reguló la tasa de interés. Con lo cual se indujo a los inversionistas a tomar malas decisiones empresariales.
Como un excesivo gasto estatal, eventualmente, acaba dilapidando los recursos locales, el gobierno boliviano recurrió a tres fuentes de endeudamiento externo: a) organismos multilaterales, b) países «amigos» y c) inversionistas privados.
Justamente, es la deuda con los privados el mayor problema de Arce Catacora. Pues son quienes están exigiendo sus pagos.
Durante los años 2012 y 2013, mientras el ministro Arce Catacora presumía del «milagro» económico boliviano, el gobierno emitía bonos soberanos (10 años plazo) por $1000 millones.
En efecto, el 24 de septiembre del 2011, el entonces ministro de economía anunciaba en Nueva York que el país usará los recursos obtenidos mediante los bonos del año 2012 para financiar parte de los $32.000 millones de dólares que Bolivia requería para ejecutar el Plan Nacional de Desarrollo (PND).
Cuando Arce Catacora contrajo esa deuda -al igual que Homero Simpson- no pensó que el tiempo pasaría tan rápido. Penosamente, el presente llegó. Y Bolivia que, entre capital e interés, paga entre $400 y $500 millones por su deuda externa al año, tendrá que duplicar esa cifra para el 2022.
Esa es la verdadera razón para que el gobierno nacional, en la 76 Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, diez años después de anunciar la emisión de bonos soberanos, planteará el alivio temporal de la deuda.
No obstante, la iniciativa ya fue presentada por Arce Catacora en la VI Cumbre de jefes de Estado y presidentes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac). De hecho, el plan de gobierno del actual presidente boliviano proponía el impago de la deuda externa por dos años.
En síntesis, Arce Catacora presidente tiene serias dificultades para cerrar los huecos que abrió el ministro de economía Arce Catacora. Ahí la razón, para que lo veamos buscando los mecanismos para no pagar las deudas que él mismo adquirió.
Tristemente, los hoyos financieros estatales, como siempre, los pagaran quienes no trabajan para el Estado. Puesto que, el gobierno nacional ya reactivo su política de acoso tributario, aprobó el Impuesto a las grandes fortunas, la amenaza de una devaluación sigue latente, y está a un paso de aprobar la Ley contra la legitimación de ganancias ilícitas.