La Educación Posmoderna, Fábrica de Malcriados
OPINIÓN | 6 Oct 2017
HUGO BALDERRAMA / 6 OCTUBRE.- A los seres humanos de principios del Siglo XXI, nos toca enfrentar “el progresismo”, que paradójicamente es la antítesis progreso. El progreso es la cualidad de un ente que avanza hasta alcanzar su máximo potencial ontológico. El progresismo es la ideología que asume que cualquier hecho novedoso es bueno, y que cualquier cosa que tenga ligazón con el pasado y la tradición es mala “per se”.
La educación estatal es por excelencia, la fábrica del progresista moderno. Cualquiera que tenga hijos, habrá notado, que la aritmética, la gramática, la lógica y la historia son cosas del pasado. El sujeto, el verbo, el predicado y el adverbio fueron reemplazados por “sensibilidad social”, “armonía”, “tolerancia”, etc. Asumir que el lenguaje sirve para pensar y comunicarse es racista y antiguado. Ahora, lo importante son los sentimientos y las emociones. A nuestra prole, se le enseña a convivir con la naturaleza; que las familias son de varias formas; que dos hombres pueden formar un matrimonio y que las fantasías son mejores que la realidad.
Los valores del respeto, el trabajo, el ahorro y la vida, deben ser desechados porque pertenecen a la vieja cultura atrasada de sus padres. Lo moderno es: declararse a favor del aborto, no comer carne, amar a los pueblos indígenas, odiar los productos transgénicos y experimentar con la homosexualidad.
Es normal que el “progre” despotrique contra el capitalismo (aunque el mismo use un iPhone y dependa del trabajo paterno), la colonia, los Estados Unidos, la iglesia y el sentido común. Para el joven moderno, la única sociedad que no merece respeto, es la suya. Occidente es culpable del hambre en África, de la contaminación de los ríos en Argentina y de la destrucción del TIPNIS en Bolivia.
Si a todo lo anterior, le añadimos el discurso del “autoestima”, el resultado es un joven ególatra y malcriado. Los muchachos modernos sobreestiman sus propias capacidades. Se ve a sí mismos, como luchadores sociales, defensores de la naturaleza y rebeldes contra el “patriarcado falocentralista y homofóbico”. La verdad sobre él es que no es mucho más que un pobre diablo fabricado en serie, un muñequito hecho a medida a de las películas de “Hollywood”.
Lastimosamente, la realidad no puede ser evadida. La consecuencia de toda esta chifladura educativa, se ve en treintones mantenidos por los padres, universitarios sin capacidad lectora, mujeres deprimidas por la soledad y analfabetos funcionales que leen pero no entienden.
No soy pesimista, este negro panorama, es una oportunidad para la derecha. Es a nosotros que nos toca rescatar el país y sus instituciones. Te invito a unirte a este proyecto. Somos políticos, mas no politiqueros. Nuestro programa de gobierno es simple: eliminar las cientos de leyes malas contrarias a la familia, el ahorro, la economía y la vida.
/*Hugo Balderrama es economista Master en Administración de Empresas y PhD. en Economía/
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Fuente: VISOR BOLIVIA