La Vía al Desarrollo
OPINIÓN | 12 Ene 2018
En los años 70, las guerrillas marxistas incendiaron varias partes de nuestra América, los profesores de economía repetían como loros la teoría cepalista y nuestras familias empezaban a diezmarse producto de la migración a EEUU. En esa misma época, pero en la lejana Asia, Hong Kong, Taiwan, Singapur y Surcorea crecían a ritmos acelerados.
Hoy, mientras nuestras naciones tienen soportar los desastres causados por Nicolás Maduro, Rafael Correa y Evo Morales, los “leones africanos” rugen, y nos muestran una nueva África. La imagen de “los pobres negritos”, es la mejor manera para que las ONGS de izquierda obtengan recursos de los países desarrollados. Pero la realidad es otra: El flujo anual de inversión extranjera directa en África aumentó de U$S 9 mil millones en 2000 a 62 mil millones en 2008. Los recursos naturales han atraído mucho al capital extranjero nuevo, pero también el turismo, sectores textiles y calzado, construcción, banca y telecomunicaciones. Entre 1990 y 2013, la libertad económica, medida por el Instituto Fraser de Canadá, aumentó de 4.75 puntos sobre 10, a 6.23 y más la libertad comercial: de 4.03 a 6.39. La variable “acceso a dinero sólido”, pasó de un mínimo de 4,9 puntos en 1995, a un 7,27 en 2013.
Los derechos de propiedad y el comercio libre en la agricultura, han reducido de manera considerable las hambrunas y las muertes por desnutrición. En el año 2000 la esperanza de vida era de 54 años, para el año 2016 subió a 65 años.
Durante siglos, los africanos estuvieron azotados por el socialismo en diferentes versiones. Pero como lo indica la consultora McKinsey & Co, en naciones como Benin, Botswana, Ghana, Namibia, Senegal y Sudáfrica, las regulaciones se han relajado, los estados han reducido su tamaño y los derechos de propiedad se han fortalecido.
Muchas instituciones cristianas aportaron para mejorar los marcos éticos. La escritora e investigadora LaSharnda Beckwith en un estudio titulado “An Empirical Study: How Christians Influence Global Markets” muestra como la ética cristiana del trabajo, el ahorro y la honestidad en los contratos tuvo mucho influencia en la pacificación y crecimiento de las naciones africanas.
¿Las cosas son perfectas en África? Desde luego que no. La perfección es inalcanzable para la humanidad.
Todavía existe violencia, fraudes en las elecciones y mucha corrupción que es el efecto lógico del socialismo. Pero mientras nosotros seguimos dando tumbos en variantes folklóricas del socialismo (en Bolivia y Argentina el Estado controla el 60% de la economía), el continente negro transita el camino del progreso con gobiernos limitados, mercados libres y propiedad privada.
/*HUGO BALDERRAMA ES ECONOMISTA MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA/
Fuente: VISOR BOLIVIA