La Paternidad bajo Ataque
OPINIÓN | 30 Mar 2018
Terminaban los años 80, la Unión Soviética se resquebrajaba y con una acertada visión del futuro, el fallecido tirano Fidel Castro, empezó la búsqueda de nuevos países donde exportar su revolución y obtener auspicios.
Debemos reconocer, que Castro tenía una particular habilidad para conseguir aliados, pues el año 1990 junto con el líder trotskista Luiz Ignacio Lula Da Silva fabricarían “El Foro de Sao Paulo”, organización que supliría la ausencia del gran oso soviético.
A la convocatoria del mentado foro acudieron 68 fuerzas de izquierda pertenecientes a 22 países latinoamericanos. Desde entonces, las organizaciones que pertenecen a esta nueva cofradía roja vienen reclutando, reciclando y organizando a todas las variantes del socialismo bajo un nuevo discurso que reemplazó a Carlos Marx y Federico Engels por Antonio Gramci, Michael Foucault, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe como referentes intelectuales.
Esta nueva izquierda suprime el concepto de clase social, el proletario ya no es más el sujeto revolucionario y las demandas económicas dejan de ser el motivo central de lucha. Debemos aclarar que, instalar una tiranía socialista y acabar con la propiedad privada sigue siendo el objetivo final de los neo marxistas. La diferencia radica en el camino: para el marxismo clásico era prioritaria la destrucción de la base económica, para la neo izquierda es prioritaria la destrucción de los valores culturales. La invención de un nuevo lenguaje es vital para la batalla psico política. Las palabras “género”, “tolerancia”, “multiculturalidad” y “homofobia” son parte de este nuevo arsenal lingüístico.
Siendo la familia la institución trasmisora de valores, por lógica debe ser la primera en ser atacada con la mayor furia posible. Para tal fin, estos nuevos revolucionarios no han escatimado recursos en desfigurar y satanizar el amor romántico, los valores judeocristianos y la figura del padre.
El feminismo de tercera ola (una cepa del virus neo marxista), pretende acabar con la figura del varón. Los niños son forzados a jugar con muñecas, los jovenzuelos son obligados a pasar clases de “sensibilización” y los padres somos mostrados como seres insensibles.
El filósofo y abogado Luis Christian Rivas Salazar (quien me honra con su amistad) clasifica como “hembrismo” a la posición que pretende castigar de manera irracional cualquier acción del varón. Las presiones de estos grupos han logrado que en muchos países el asesinato contra la mujer se llame feminicidio, tipología que solo sirve para fines políticos, puesto que es muy difícil probar que el móvil del hecho fue un odio irracional al sexo femenino.
La verdadera intención del hembrismo es, mostrar la familia como una institución opresora y al varón como un ser violento y salvaje. Paradójicamente, los varones que dicen ser mujeres atrapas en un cuerpo masculino son los únicos que no son malos por naturaleza.
Como conservador la única igualdad que defiendo es “la igualdad ante la ley”, único mecanismo que garantiza un trato igualitario y sin privilegios para varones y mujeres.
Y como padre de familia cristiano reclamo no ser estereotipado: ni todas las mujeres son víctimas inocentes ni todos los varones somos violentos.
Como declara la biblia en Romanos 3:10 “no hay justo, ni aun uno”. La santa palabra de Dios nos muestra que la maldad es producto del pecado, por tanto, es transversal a toda la raza humana sin distinción de sexos ni colores de piel.
/*HUGO BALDERRAMA ES ECONOMISTA MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA/
Fuente: VISOR BOLIVIA