Lo nefasto de la Devaluación
OPINIÓN | 3 Ago 2018
En días pasados tuve la oportunidad de participar en un debate sobre la devaluación del peso boliviano. Como siempre, los economistas argumentaron que era hora de devaluar el tipo de cambio y, de esa manera, darle un impulso al sector exportador y, al mismo tiempo, frenar el ingreso de productos chinos. Tristemente, esos argumentos reflejan, aunque suene contradictorio, el poco conocimiento de economía de muchos economistas.
En general, los economistas tienen una visión de ingenieros sociales. Ellos se consideran muy hábiles para “planificar” y “dirigir” la economía de una nación. Sufren de una “Fatal Arrogancia”, en palabras de Federiech Hayek. Y la devaluación no es más que otro intento utópico de una planificación central. Veamos algunas de sus consecuencias.
En primer lugar, la idea de frenar las importaciones e impulsar las exportaciones es la vieja falacia de considerar el comercio exterior como un juego de suma cero. Juego donde las exportaciones suman y las importaciones restan. En realidad, el objetivo de exportar es la importación. Mientras menos exportemos y más importemos dispondremos de mayores mercancías a menores costos.
En segundo lugar, la verdadera intención detrás de una devaluación es incrementar la base monetaria para inflar los indicadores económicos. Los resultados de la devaluación solo sirven en el corto plazo. Una vez que los precios se ajustan al dólar la situación es peor que al principio, el viejo libreto de pan hoy y hambre mañana.
En tercer lugar, las devaluaciones no resuelven el problema de falta de competitividad, simplemente lo traslada al total de la población. Como siempre, los “empresarios” quieren que sean los más pobres quienes financien sus pérdidas. Una nación es competitiva cuando tienen mercados libres y propiedad privada.
Gracias a la escuela neoclásica, la ciencia económica quedó separada de la ética y el derecho. Pero es en ese campo que se debería debatir políticas como la manipulación de las tasas de interés o las devaluaciones cambiarias.
¿Cuánto deberá ser el porcentaje de una devaluación? Es una pregunta incorrecta. Lo correcto es preguntar ¿Está bien que un gobierno favorezca al sector exportador a costa de la población?
La respuesta es no. Los gobiernos solo deben cumplir tres funciones muy básicas: seguridad, justicia y obras de infraestructura física. Esas son sus funciones ontológicamente posibles y éticamente correctas. Cualquier intento por hacer cosas para las cuales no está diseñado el Estado terminan en desastres económicos y sociales.
Aunque considero que los debates con economistas keynesianos y socialistas es una pérdida de tiempo, debo admitir que la batalla contra el socialismo debe ser en varios frentes. En lo académico debemos recuperar la universidad y la docencia y empezar a enseñar las ventajas del libre comercio y la inmoralidad del socialismo. En la prensa debemos romper el monopolio de los periodistas “progres”. Y en la política debemos estructurar una fuerza de derecha que aglutine a pequeños empresarios, ahorristas y trabajadores por cuenta propia, todos victimas del actual modelo.
//*HUGO BALDERRAMA ES ECONOMISTA MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA//
Fuente: VISOR BOLIVIA