Dinero, libertad y socialismo
Grandes maestros de la ciencia económica como Carl Menger, Murray Rothbard y Jesús Huerta de Soto definen el dinero como una institución de orden privado que surge dentro los mecanismos del mercado. Al final, el dinero es solo una mercancía que tiene en la liquidez (facilidad de ser intercambiada) su principal característica.
Muchas mercancías funcionaron como dinero, desde las conchas y clavos hasta el tabaco, pero fueron los metales preciosos que cumplieron mejor esa función. Entonces ¿Por qué dependemos de los dineros estatales? Y ¿Por qué usamos pedazos de papel como dinero?
Álvaro d’Ors, célebre jurista y pilar fundamental del conservadurismo español, consideraba que el Estado y las sociedades libres son antagónicas. Según D’Ors: “A más Estado menos libertades para los comunidades de orden privado como las familias, las sociedades comerciales y las comunidades regionales”.
Obviamente, y siguiendo el razonamiento del profesor D’Ors, Estados enormes requieren grandes cantidades de recursos para sustentar sus irracionales gastos, entonces los Estados se acercan a la banca privada y le hacen la siguiente propuesta: “Tú podrás emitir notas más allá de tus depósitos reales, siempre y cuando yo mantenga la prerrogativa de fabricar esas notas”. De esa forma, entre banca privada y Estados crean el Banco Central, una institución que supuestamente tiene como objetivo evitar las crisis económicas, pero que en realidad le permite a los gobiernos tener más poder.
La “soberanía monetaria” es el subterfugio que usan los Estados para obligarnos a usar sus monedas que al final son solo pedazos de papel sin ningún valor real. Por ejemplo, en Cuba desde al año 1994 circula el Peso Convertible Cubano, “chavito” en jerga habanera, una moneda que supuestamente tiene el mismo valor que dólar estadounidense y que, según el régimen castrista, permitió combatir el terrorismo “financiero” yanqui. Pero la realidad es otra, veamos:
En 1959 Cuba era una de las naciones más ricas del continente. Hugh Thomas, en su libro “Cuba, la lucha por la libertad”, explica que en 1958 Cuba exportada 6 millones de toneladas azúcar al año y eran los industriales habaneros como Julio Lobo quienes controlaban el precio internacional del azúcar. Sesenta años de socialismo han convertido a la más grande de Las Antillas en un desastre. Las calles son muladares. Las antiguas mansiones habaneras se caen a pedazos. Viajar los 840 Km de Matanzas a Santiago de Cuba es casi imposible. Y Cuba tiene colapsada toda su economía.
Entonces como una economía destruida no puede exportar ni conseguir divisas extranjeras por medio del comercio internacional, pero el régimen cubano es dependiente de muchas importaciones que deben pagarse en dólares, robarlas a la población y a los turistas es el método elegido. Por ejemplo, Cuando un residente en La Florida envía 100 dólares a un familiar a La Habana, el gobierno cubano le entregará 90 Pesos Convertibles Cubanos. El socialismo gana por partida doble. Primero, se queda con la moneda internacional y, segundo, tiene a la población controlada para seguir usándola como una vaca lechera.
En Venezuela el control de cambios aprobado por Hugo Chávez cumplió un similar objetivo: Dolarizar al régimen y empobrecer a la población.
Bolivia tiene mucho que aprender de Cuba y Venezuela. Estimado lector, no caiga usted en mentiras. Cualquier candidato que hable de soberanía monetaria y un Estado como eje central de la economía es un socialista más. Y el socialismo siempre termina en un infierno de hambre y miseria.
Fuente: www.visorbolivia.com