No deje que el sistema eduque a sus hijos
Soy padre de tres hijos (16, 8 y 6 años). Los primeros años escolares de mi hijo mayor fueron, literalmente, una tortura. Todos los días recibíamos quejas de los profesores y administrativos de los cuatro colegios a que los cuales los inscribimos. Los psicólogos nos exigían constantes estudios para determinar su “problema” y empezar con las terapias.
Como padres jamás accedimos, y más bien, empezamos a buscar respuestas más allá de la escuela. La providencia permitió que las descubriéramos. Y desde entonces, parte de mi trabajo es ayudar a otras familias a no caer en la trampa del sistema educativo, que es donde radica el verdadero problema.
El profesor John Taylor Gatto, autor de varias obras sobre la crisis de la educación, en su ensayo “Take Back Your Education” describe los tres grandes problemas del sistema educativo estatal y paraestatal (colegios privados que deben enseñar lo mismo que los estatales). Primero, imitar la estructura de las jerarquías militares. Segundo, copiar los sistemas de fabricación de la gran industria. Y tercero, pretender que todos los niños deben ser iguales. Según Taylor Gatto: “La malla curricular escolar está diseñada para acabar con la individualidad. Los niños que no se dejan someter tan fácilmente, son los que más problemas causan en las escuelas, y a quienes más duro castiga el sistema”.
Por su parte, Lucrecia Rego de Planas, otra gran educadora, en su libro “Quien secuestro a los maestros” explica como las ideologías marxistas se fueron infiltrando en la educación. Primero, promoviendo el marxismo clásico y el odio a la tradición. Y ahora, impulsando todas las locuras del marxismo cultural de Herbert Marcuse, Antonio Gramsci y Michel Foucault. La nueva pedagogía ha convertido a los jóvenes en analfabetos funcionales que leen pero no entienden y que escriben sin el más mínimo respeto por la ortografía y la gramática.
Entonces, y considerando la crisis del sistema educativo ¿Qué se puede hacer? Respuesta, el “homeschooling” que es el proceso educativo donde los niños son educados por los padres o maestros particulares. Veamos algunas de sus ventajas.
Libertad para el uso de recursos. Aprender a leer usando libros de dinosaurios o historietas. Descubrir que las compras de supermercado sirven para dominar las operaciones matemáticas. O aprovechar un viaje familiar para aprender historia de tu país. El aprendizaje no se limita a las aulas ni a los textos escolares. Es mucho más amplio, más libre y más divertido.
Libertad para aprender a su propio ritmo, sin tener que soportar la presión de los boletines de notas ni las fechas de exámenes.
La posibilidad de formar tu propio criterio. Los “homoschoolers” tienen mejor capacidad argumentativa y son capaces de debatir conceptos.
Educación personalizada. Cada “homoschooler” desarrolla sus propias capacidades al máximo. Por ejemplo, algunos son buenos en arte, otros en deporte y otros en ciencias. Recuerde, ni siquiera los adultos somos expertos en todos los temas, es una crueldad pedirles eso a los niños. Lo más sano es apoyarlos a desarrollar sus talentos naturales.
Cuando hablo con gente que desconoce el tema. La primera pregunta que surge es ¿y cómo socializan los niños educados en casa? Primero, esa es una pregunta mal planteada, basada en la errónea idea que la escuela es el único lugar donde los niños hacen amigos. Segundo, cuando un niño va a la escuela la primera frase que escucha es: “niños acá se viene a estudiar, para jugar con sus amigos tienen otros lugares”. Y tercero, los “homoschoolers” tienen la libertad de hacer muchas actividades y conocer mucha más gente que los niños escolarizados. Educación en casa no es sinónimo de nunca salir de ella.
Todos los padres se preocupan por dejarles posesiones materiales o títulos académicos, pero que los niños aprendan el valor de la verdad y la libertad es la mejor herencia que usted les puede dejar.
Fuente: www.visorbolivia.com
Martha Isabel Jiménez Márquez
abril 22, 2019 @ 9:10 pm
Yo lo hice con mis hijos y fue formidable. Elegí lo que quería que aprendieran, dándole una alta prioridad a lo espiritual. Horarios, actividades, descansos, métodos, iban en función de las necesidades de la familia. Realizamos muchos paseos de aprendizaje. Practicaron muchas habilidades realizando un trabajo en los negocios familiares y aprendieron su manejo. Tomaron clases extracurriculares de arte, inglés y deporte, aunque también practicábamos música e inglés en casa. Aprendieron a resolver problemas y a convivir con gente de todas las edades. Fue una de las mejores decisiones que pude tomar en la vida.