La risa como instrumento político
Dado las trifulcas electorales del momento, no es muy difícil escribir esta nota. Creo que ayudará a relajar ánimos y, al mismo tiempo, aportará al análisis político.
Henry Bergson, en su ensayo La risa, señala que la comicidad es una característica propiamente humana. Nos reímos de la corbata de un amigo, pero no nos estamos riendo de un pedazo de tela, sino de la forma como se ve la misma en el cuello de nuestro compañero.
La risa refleja un aspecto sustancial de la personalidad, en realidad, por las razones apuntadas, se hace muy difícil que transcurra la vida sin el valiosísimo ingrediente del humor y, además, de muchos chistes contestatarios al status quo surgen ideas novedosas y de gran utilidad para sustituir lo vigente por otras perspectivas de gran calado. En no pocas ocasiones la fina ironía ha permitido poner al descubierto grandes verdades. En otros casos, la comedia ha desentrañado aspectos ocultos que era necesario develar.
La risa nos recuerda que sólo somos humanos -elemento vital en un mundo lleno de iluminados-, y que nuestras capacidades son limitadas. Quizás por eso, y tomando el ejemplo de los Guardianes del Estado de Platón, los socialistas pretendan arrebatarnos la más humana de nuestras características.
Por ejemplo, los habitantes de Corea del Norte tienen prohibido reírse y hablar alto durante los actos conmemorativos de la muerte del tirano Kim Il-sung (08 de Julio de cada año), y deben guardar un luto obligado por el nombrado presidente eterno. Algo similar sucedió en Cuba cuando murió Fidel Castro. Pero quizás el caso más cercano a nosotros sea la detención abusiva de dos jóvenes por burlarse del exministro Carlos Romero (uno de los hombres fuertes del régimen de Evo Morales). Paradójicamente, los tiranos que prohíben a sus pueblos reírse, son los primeros en burlarse de la verdad, de la justicia y del sentido común.
Hoy, la tiranía del género se une a los viejos enemigos de la risa. Sólo debe recordar las terribles críticas que recibió la Señorita Colombia Valeria Morales por recordarle al mundo que Angela Ponce (Miss España 2018) seguía siendo hombre.
Pero en honor a la verdad, la derecha tiene mucho de culpa de la situación actual. Para empezar, nos cerramos en un economicismo casi religioso -como dice Agustín Laje: «los libertarios solo producen economistas»- y descuidamos áreas tan vitales como los medios de prensa -instrumentos fundamentales a la hora de transmitir ideas- y la batalla cultural.
Si la izquierda que está llena de mentiras se valió de Mafalda para venderse al mundo como la opción cool. La derecha debería imitar esa estrategia, y bajar del plano académico (elemento importantísimo, pero insuficiente) al ambiente más coloquial.
Por qué no pensar en un Capitán Riqueza, cuyas únicas misiones son proteger a los emprendedores del abuso estatal y golpear a los socialistas. Ganaríamos dos cosas. Primero, una forma simple de explicar economía a los niños. Y segundo, una reivindicación moral del capitalismo. ¿Populismo? Si, mejor en nuestras manos, en las garras de los socialistas ya ha hecho mucho daño.