hipocresía feminista
En su libro, Cuando nos prohibieron ser mujeres, Alicia Rubio explica que el término feminismo apareció por primera vez en la revista La Citoyenne del año 1882.
En esa época, el movimiento feminista reivindicaba el voto femenino, el derecho a ejercer profesiones consideradas como masculinas y vetadas, por tradición, a la mujer, el acceso a las universidades y un salario digno (cosas que se podrían considerar válidas).
Empero, el movimiento feminista ya venía con raíces malignas. Puesto que parte de su arsenal teórico tiene como fundamentos a Engels y su explicación dialéctica de la historia. En su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Engels escribió lo siguiente:
El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra es la del sexo femenino bajo el masculino. El hombre es en la familia el burgués, la mujer representa en ella al proletariado.
Desde esta perspectiva las feministas relacionaron la subordinación social de la mujer con la maternidad y la familia. Por ello, empezaron a arremeter contra el matrimonio, la concepción y el amor romántico.
Pero la que da impulso al feminismo actual -y su perspectiva de la sexualidad como algo que queda al albur del propio ser humano- fue Simone de Beauvoir. Son reveladoras de su ideología las frases que se le atribuyen: No naces mujer, ¡te hacen mujer! Vocablo que evidencia que Beauvoir consideraba la feminidad como una creación social y, por tanto, variable como toda estructura social humana -de ahí que el movimiento feminista apoye a un transexual y ataque a una mujer católica-.
Hay otro dato que debemos añadir sobre Simone de Beauvoir y su pareja sentimental Jean-Paul Sartre: ambos eran muy buenos amigos del dictador Fidel Castro y de Ernesto Guevara. De hecho, El fotógrafo cubano Alberto Korda documentó el encuentro entre la pareja con Fidel Castro y el Che.
A pesar de que en el futuro Sartre y de Beauvoir reprobarían en una carta abierta, junto con otros intelectuales del mundo como Gabriel García Márquez y Octavio Paz, las acciones de Castro al arrestar al poeta cubano Herberto Padillo, ellos siempre se mostraron fascinados con Ernesto Guevara, y al momento de su muerte en manos del ejército boliviano Sartre escribió: «El Che no solo fue un intelectual, sino también el ser humano más completo de nuestro tiempo».
Como vemos, desde sus orígenes el feminismo siempre estuvo ligado a las izquierdas. Por ende, no debería extrañarnos que agrupaciones feministas hayan avalado la detención abusiva de Jeanine Añez (expresidente de Bolivia), o hayan guardado silencio respecto a la golpiza e intento de secuestro que sufrió Milena Soto (activista cívica de Cochabamba).
Y es que para las feministas sólo cuentan las mujeres que de una u otra manera avalan su relato. Por citar un caso, las analistas Lourdes Montero y Bernarda Sauré convirtieron el tremendo error de Andrea Barrientos, senadora opositora boliviana, en un asunto de género. Por ejemplo, Sauré, exdirectora de la Asociación de concejalas de Bolivia (ACOBOL), en el programa de streaming Piedra, papel y tinta dijo: «En los partidos, en general, se puede seguir hablando de prácticas de acoso contra las mujeres cuando empiezan a romper ciertos moldes partidarios preestablecidos para ellas».
Al parecer, para ambas señoras, y a nombre de la tolerancia y la igualdad de género, Comunidad Ciudadana debió dejar pasar por alto que una de sus senadoras más importantes sienta simpatía por varios ministros del oficialismo, entre ellos, el cuestionado Iván Lima.
La relación de la izquierda y el feminismo es otra de las estrategias del Foro de Sao Paulo. Verbigracia, a raíz del fraude electoral del año 2019 y posterior renuncia de Evo Morales, varias agrupaciones feministas argentinas escribieron lo siguiente:
El ataque de sectores racistas, misóginos, homofóbicos y ultraconservadores contra el gobierno de Evo Morales y la violencia ejercida contra todas y todos las/os funcionarias/os y militantes del MAS y organizaciones sociales y políticas afines por parte de fuerzas de seguridad y grupos de choque despierta los peores recuerdos de las dictaduras que han arrasado históricamente con nuestros pueblos
Entre las principales firmantes se encuentran Ofelia Fernández, Dora Barrancos, Mayra Mendoza, Victoria Donda, Julia Mengolini, Estela Diaz, Claudia Ormachea, Carolina Brandariz, Cecilia «Checha» Merchán, Andrea Conde, Paula Arraigada, Natalia Zaracho, Victoria Freire, Mara Brawer, Alma Fernández, Say Sacayan, María Pía López, Daniela Castro, Ileana Arduinoi, Fernanda Miño, Majo Gerez, Melisa de Oro, Gabriela Carpinetti y Caren Trepp.
Aunque para muchos ingenuos, el feminismo se trata de una lucha para reivindicar a la mujer. Sin embargo, las evidencias nos muestran que eso sólo es un discurso, ya que en la práctica los grupos feministas acaban avalando la dictadura del Socialismo siglo 21 -que ahora mismo, y raíz de total destrucción del sistema de justicia, tiene detenidas a varias mujeres bolivianas-.
Si el socialismo es cáncer, el feminismo es metástasis.