El Producto Interno Bruto, un Pésimo Indicador
OPINIÓN | 26 Oct 2018
La ciencia economía, lamentablemente, se encuentra plagada de mitos, falacias e impresiones. Eso tiene dos efectos. Primero, que mucha gente no se toma en serio la economía. Y segundo, que muchos economistas tienen la “fatal arrogancia”, es decir, se toma muy enserio frente a la sociedad. Dentro esa lógica, uno de los mitos más repetidos es considerar que la actividad económica puede ser medida con indicadores como el Producto Interno Bruto.
Para calcular el Producto Interno Bruto de un territorio, se utiliza la formula PIB = C + I + GP + XN donde: C = Consumo; I = Inversión; GP = Gasto público; XN = Exportaciones Netas.
Asumir que el PIB mide la riqueza de una nación es un craso error, sobre todo cuando la inversión privada se suma al gasto público. Cualquier gasto que realiza el Estado más allá de sus funciones propias (seguridad y justicia) es anti económico y un perjuicio para el conjunto de la sociedad. El gasto público no tiene ningún efecto multiplicador como se nos pretende hacer creer, de hecho, el despilfarro estatal solo se puede financieras de tres maneras: 1) Inflación 2) Deuda Externa 3) Impuestos confiscatorios.
Para que una economía crezca de manera sana y sostenida se necesita inversión, es decir, ahorro previo. Imagine que su barco naufragó y usted se encuentra solo en una isla. Siendo la pesca su único medio de subsistencia, inicialmente, pesca la cantidad de pescados que sus propias manos le permiten. Pero en sus momentos de descanso, piensa en la manera de hacer más eficiente su pesca, y se le ocurre la construcción de una red con algas y ramas de árboles, pero para eso debe abstenerse de descansar, es decir ahorrar previamente. Nadie le garantiza que su idea resulte, pero usted espera que los resultados futuros compensen el esfuerzo. Finalmente, la red funciona, ahora puede dedicarse a la construcción de una vivienda.
La cosa se pone interesante con la llegada de otro náufrago, a quien llamaremos Javier. Lo único que hará posible la sana convivencia entre ustedes dos es un marco de respeto mutuo. Javier es dueño de su propio cuerpo y de lo que con él produce. Usted puede decidir entregarle su red a cambio de recibir su ayuda en la construcción de la vivienda, le estaría prestando su capital por un precio, al final usted termina la vivienda en menor tiempo y Javier puede disponer de mayor cantidad de peces. La llegada de un nuevo náufrago significó dos cosas: 1) más recurso humano y 2) mayor especialización de la producción.
La mayoría de los economistas, sobre todo los “Rock Stars” del medio, obvian por completo el factor multiplicador de la inversión. Seguramente, porque nunca tuvieron una buena idea, o jamás dejaron su dependencia del presupuesto estatal, de esos tenemos a miles en las universidades fiscales de América Latina.
Por otro lado, catalogar a las exportaciones como buenas y las importaciones como malas es un error, el viejo mito mercantilista que Keynes revivió el siglo XX. En realidad, el objetivo de exportar es importar. Basta mirar lo que hacemos en nuestra vida privada, el objetivo de exportar nuestro trabajo es importar el trabajo de otro. Si importar fuese dañino, para que cobrar aranceles, quemar la mercadería extranjera sería la solución optima.
El concepto del PIB debe ponerse en duda por su impresión, y porque es un concepto contable más que cataléctico, es decir no refleja la complejidad del proceso de mercado, sino los caprichos utópicos de los gobernantes de turno. Derrumbar el mito del PIB, y otras de esa categoría, es una de las tareas pendientes por parte de los académicos no alineados al pensamiento hegemónico.
//*HUGO BALDERRAMA ES ECONOMISTA MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA//
Fuente: VISOR BOLIVIA