Bitcoin y Libertad
OPINIÓN | 8 Dic 2017
Por: Hugo Balderrama (8 diciembre).- El profesor Carl Menger define el dinero como: “una mercancía con alto nivel de liquidez”. La liquidez junto con la capacidad de mantenimiento de valor, son los factores que determinan cuáles son las mejores monedas. Durante siglos, fue el mercado el juez natural de las monedas. El patrón oro fue el resultado natural de este proceso evolutivo.
Desde la eliminación del patrón oro, los ciudadanos comunes y corrientes se vieron sometidos, a la tiranía de las monedas “fiat” (causantes de los ciclos económicos que tanto daño hacen). Monedas que nadie usaría, si no existiera una ley que obliga a la gente a usar pedazos de papel con rostros de gente muerta.
El monopolio estatal del dinero es una estafa que solo favorece a los gobernantes y las empresas conectadas con ellos. El común de la gente es la que paga las consecuencias, teniendo mayores dificultades para el ahorro y la creación de riqueza. La aparición de las criptomonedas rompió el monopolio estatal financiero y le ofrece a la gente una alternativa a las monedas de papel.
Satoshi Nakamoto, el misterioso creador del Bitcoin, cuya verdadera identidad aún no se conoce, ha afirmado que es liberal, declaraciones que emocionan a quienes ven a Bitcoin como una alternativa al dinero de los Estados que sufren de diversos problemas como la inflación y la manipulación de cifras con fines políticos.
Algunas ventajas que ofrece el Bitcoin son: reducción de costos de transferencia, incremento de la privacidad financiera, mantenimiento de valor y protección de la voracidad fiscal.
El empresario ecuatoriano Juan Fernando Bolaños, explica que la cotización del Bitcoin responde a un traspaso masivo de riqueza por parte del mercado; es decir, la gente confía menos en las monedas de papel y más en las criptomonedas.
El gobierno de Bolivia prohibió el uso de las criptomonedas, obligando a los bolivianos a usar una moneda devaluada y dejando el patrimonio familiar en manos de la voracidad fiscal.
El dinero es una institución social, que es el resultado natural de los intercambios voluntarios y libres. Las estafas y los fraudes no son argumentos que validen la intervención estatal en el mercado financiero.
/*Hugo Balderrama es economista Master en Administración de Empresas y PhD. en Economía/
Fuente: VISOR BOLIVIA