Latinoamérica, un éxito del socialismo Fabiano
En Inglaterra en el año 1884, el grupo conocido como la Sociedad Fabiana se organizó con el objetivo de llegar al poder e instaurar un gobierno socialista. Su estrategia no era la confrontación directa ni la lucha armada. Usaron la guerra cultural, un instrumento mucho más sutil y tremendamente efectivo en el largo plazo.
En 1889, el grupo circuló documentos de George Bernand Shaw, Sidney Webb, Beatrice Webb, Annie Besanta (importante teosofista) y de H.G. Wells.
Para los fabianos las sociedades podrían alcanzar el socialismo mediante la extensión gradual del sufragio, la transferencia de funciones al Estado y el debilitamiento de las instituciones sociales tradicionales (familia, empresas, sindicatos, iglesias y obras de caridad). Entre sus principales planes estaba el seguro universal de salud, la estatización de las jubilaciones, la “redistribución” de la riqueza y el adoctrinamiento de la niñez para debilitar la autoridad de los padres.
Paradójicamente, la izquierda en Latinoamérica que se jacta de su “antiimperialismo” y de su “autonomía” de pensamiento es una alumna aventajada de los fabianos ingleses. En este barrio pobre de occidente, no existe un solo gobierno que no haya tomado los puntos recomendados por los fabianos.
Por ejemplo, el economista argentino José Luis Espert nos explica que Argentina tiene los sistemas de salud, educación y jubilaciones con más cobertura y beneficios de América Latina, pero esas supuestas conquistas sociales se financian con altos impuestos, elevados aranceles de importación e hiperinflaciones crónicas que, literalmente, han devorado a la nación gaucha durante los últimos 100 años.
Bolivia, mi país de origen, es otro de los ejemplos de la estrategia fabiana puesta en práctica, que la izquierda internacional usa como ejemplo de progreso, desarrollo y lucha contra la pobreza.
En primer lugar, en Bolivia no habido ni habrá desarrollo económico, sino engorde del Estado y crecimiento del gasto fiscal. En segundo lugar, al igual que Argentina, los mecanismos para financiar locuras como el Seguro Universal de Salud serán más impuestos y más deuda externa. Y en tercer lugar, la estatización de las jubilaciones de los trabajadores le ha permitido al gobierno de Evo Morales gastar a manos llenas un dinero ajeno. Pero como la gente viene adoctrinada desde la cuna, cree que el Estado es una madre amorosa, aunque en realidad sea una ramera traicionera, y es incapaz de ver el peligro al interior de su casa.
Los casos de Bolivia y Argentina no son aislados. Las situaciones en Ecuador, Perú e incluso Chile no dejan de ser similares. Pero ¿Hay esperanza para nuestras naciones?
Si, por primera vez veo gente que se atreve a nadar contra la corriente, intelectuales de gran calado que están dando una fuerte lucha en varios frentes. Por ejemplo, Mauricio Ríos García, Javier Milei, Adrian Ravier y Pablo Zambrano en Economía. En política tenemos a Vanesa Vallejos, Agustín Laje, Nicolás Márquez, Yorbis Esparragoza y Pedro Pedrosa. En educación y cultura Alejandro Bermeo, María Calvo, Alicia Rubio y María Irene Squillaci son figuras relevantes. Y, finalmente, veo el despertar de varios frentes de la derecha como Jair Bolsonaro en Brasil y Alfredo Olmedo en Argentina.
Creo que la tarea pendiente es despertar a los cristianos de su profundo letargo anti política y rescatar a muchos de las garras del socialismo. Los cristianos debemos tener siempre presente las palabras de proverbios 7:4 “Di a la sabiduría: tú eres mi hermana. Y a la inteligencia llámala pariente”.