Dinero honesto y banca sana
La condición del sistema financiero y la salud económica son signos de la estabilidad de una nación. Cuando los gobiernos expanden la oferta monetaria, manipulan la tasa de interés y devalúan el tipo de cambio están cometiendo un robo descarado a la población, pero sobre todo, están acrecentando su poder y encerrando a los ciudadanos en un círculo de pobreza muy difícil de romper, para ejemplos vea a Venezuela y Cuba.
En días pasados, Maurico Ríos García, economista y asesor de inversiones, publicó un artículo titulado “Recapitalizando a golpe y porrazo” donde explica que la intervención gubernamental al sector financiero boliviano lo ha puesto al borde la iliquidez, pero que las medidas que se están tomando, incluso propuestas por el mismo sector, apuntan a combatir los síntomas, pero no curar la infección.
Hoy, que todos hablan del 21F y la defensa casi religiosa de la democracia, debemos entender que esos no son los únicos problemas ni los más importantes. De hecho, y asumiendo una hipotética derrota del MAS en las elecciones presidenciales, sin un cambio de sistema económico las consecuencias serán las mismas sin importar quien sea el presidente o los ministros.
Son cuatro las medidas que se proponen para sanear al sector financiero.
Primero, eliminar la Ley de Servicios Financieros del 2013, que ponen metas forzadas de crédito productivo y social y una reducción forzada de tasas de interés. Medidas que han creado un auge ficticio que en cualquier momento va a encontrar el alfiler que reventará la burbuja.
Segundo, eliminar el monopolio de los bancos nacionales y permitir el ingreso de la banca internacional y de las gestoras de fondos de inversión para capitalizar la economía y convertir al país en un centro financiero internacional. Las medidas del equipo económico de Jair Bolsonaro son el ejemplo a imitar.
Tercero, dolarizar la economía para frenar la inflación y darle estabilidad financiera a la población. Aunque mis maestros Adrian Ravier y Alberto Benegas Lynch consideran que la dolarización seria transitoria, y que lo mejor sería pasar a un sistema de libre circulación de divisas y un cierre definitivo del banco central.
Cuarto, eliminar leyes que impiden el normal desenvolvimiento del mercado. Por ejemplo, las leyes laborales que encarecen artificialmente el trabajo o las leyes de importación que reducen el acceso a productos extranjeros.
Medidas de ese tipo han permitido que Andorra se coloque entro los principales centros financieros. Hoy, el principado de Andorra reconoce la importancia de la inversión privada, las mejoras legales para ganar competitividad y la necesidad de canalizar ahorro extranjero para desarrollar la nación. Si los bolivianos queremos un mejor país, debemos cambiar de sistema, y no solo pedir un cambio del socialista A por el socialista B.
Fuente: www.visorbolivia.com