La crónica muerte del sistema financiero boliviano
La tasa de interés es el precio más importante del mercado, ya que muestra la relación consumo presente – consumo futuro, y que permite la coordinación intertemporal entre ahorristas e inversionistas.
Pero como los socialistas desconocen los mecanismos básicos con los cuales funciona el mercado, aparte de despreciar la libertad individual, pretenden que la realidad se adapte a sus fantasías utópicas, por eso siempre meten sus “manos visibles” en la economía, y usan el poder del Estado para regular precios tan vitales como las tasas de interés.
Por ejemplo, cuando los bancos centrales mantienen las tasas de interés en un nivel inferior al que el mercado establecería -y además lo hacen por un período demasiado largo- estimulan el consumo presente, pero sacrifican el ahorro futuro, ergo, en el largo plazo habremos destruido capital.
Por otro lado, e igualmente importante, cuando los bancos centrales fijan un máximo nivel de las tasas de interés (o directamente las eliminan), muestran a los inversionistas que la economía consta de mayor ahorro disponible del que realmente existe, enviando la señal equivocada a los empresarios de que todo nuevo negocio puede ser emprendido por muy alocado y riesgoso que pareciera, y que además muestra un retorno contable que de otra manera no sería posible. El problema se complica, si además se obliga a las entidades financieras a otorgar créditos a personas sin capacidades reales de pago.
Lastimosamente, el sector financiero boliviano está empezando a sentir las consecuencias de las intervenciones estatales en su sector.
Las utilidades de los bancos múltiples disminuyeron el año pasado en 12% y las de los bancos PyMe en 37,5%, según los estados financieros de las entidades, publicados por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI).
La Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban) informó que la rentabilidad del sistema bancario, medida a través del ROE (Rentabilidad respecto al Patrimonio), mantiene una tendencia decreciente.
Por su parte, al oficialismo parece no impórtale estos datos. En un comunicado publicado por el diario Correo del Sur en febrero del presente año voceros del ministerio de economía manifiestan lo siguiente: “Es importante destacar que más de 63.000 familias bolivianas accedieron a un financiamiento para una vivienda propia con tasas reguladas, cifra que debiera llamar la atención de los analistas más que la disminución del ROE de los bancos”. Parecería que los economistas del gobierno no conocen las normas más elementales de economía, y peor aun, que conociéndolas se las pasan por alto, porque sus intenciones no son sanas, sino de permanecer en el poder a cualquier costo.
En su libro Los usos del pesimismo y el peligro de la falsa esperanza, el filosofo Roger Scruton nos enseña que ofrecer soluciones “gratis” e “ideales” es el método mas usado por las izquierdas para atornillarse en el poder y destruir naciones. Y eso es, justamente, lo que viene haciendo el gobierno boliviano al poner en riesgo al total de la economía en general, y al sistema financiero en particular, recuerde que una nación pobre es fácilmente controlable.
Por desgracia, nuestra oposición carece de un proyecto político serio, y concentra su lucha en un devaluado 21F y un paro “cívico nacional” que solo perjudicará a la población de a pie, pero que será inútil para combatir la agenda del Foro de Sao Paulo, que espera absorber a Bolivia en su proyecto de colonización de todo el continente. Si señores, ese imperialismo que la izquierda tanto reclama, lo están concretando ellos.
¿Me permite darle unos consejos? Cuide sus activos, ahorre en dólares y siempre tenga una opción abierta para migrar, el tiempo es un factor estratégico, y en Bolivia queda cada vez menos.