Latinoamérica es hermosa, el problema que está llena de latinoamericanos
En días pasados, un familiar mío residente en EE.UU me llamó para felicitarme por mi cumpleaños. Después de los habituales saludos, me quede sorprendido de las quejas sobre la vida que llevan en EE.UU, por ejemplo: “aquí se tiene que trabajar duro”, “no tenemos tiempo para las parrandas que hacíamos en Bolivia” y “nuestra patria es un paraíso comparado con esto”.
Penosamente, esa experiencia no es aislada ni exclusiva de los bolivianos, mi estimada amiga Yorbis Esparragoza, en su artículo Los problemas de Venezuela son: Maduro, Guaidó y los venezolanos, explica que el venezolano promedio es culpable de la situación miserable que vive el hermoso país llanero. “¿Por qué no se enamora de la idea de producir riqueza con sus manos? ¿Cuánto vale la decencia de un venezolano? ¿No le da pena promover el parasitismo?” Son las preguntas que lanza Esparragoza.
¿Recuerda la expresión “Cristina robaba, pero teníamos para comer”? La frase la dijo una militante de la Organización Barrial Tupac Amaru durante un acto de protesta por la detención de Milagro Amalia Ángela Sala (activista de izquierda de la provincia argentina de Jujuy). Penosamente, esa forma de pensar tiene profundas implicaciones en la política y la economía de la nación gaucha.
Jose Luis Espert, en su libro La Argentina devorada, explica que la decadencia argentina se origina en “Proteccionismo Industrial, Estado enorme y deficitario y leyes laborales inflexibles”.
El Estado enorme del que habla Espert se lo puede ver en políticas como Jefes y jefas de hogar del año 2002, o El Programa nacional de salud y procreación responsable encargado de otorgar preservativos, anticonceptivos y los tratamientos intrauterinos de manera “gratuita”.
En Colombia, La Federación Colombiana de Trabajadores en Educación, de la mano de Nelson Alarcón, amenazó con parar el país si no se cumplen sus exigencias de “salud y educación pública”
El gran filósofo brasileño Olavo de Carvalho dice que la “música vuelve imbécil a las personas”. Si uno presta atención a las letras de las canciones populares latinoamericanas notará que son una apología al crimen y la vagancia, y por mucho le dan la razón al profesor Carvalho. Veamos algunos ejemplos.
Encontré la solución al problema de la resaca me mantengo en la joda borracha hasta las 6 de la mañana en cuando pinta el sol nos vamos pa’ la esquina, bailando con los pibes, meta vino y porquería. Supermercado, supermercado andamos meta vino y porquería, otra vez cayo la noche, otra vez nos vamos de gira, andamos meta vino y porquería. (Grupo SupermeK2, La ResaKa).
Policía que vida elegiste vos, el golpear a la gente pobre es tu vocación. Matar a la gente pobre es profesión, y así brindarles a los ricos la protección. Ya vas a ver, las balas que vos tiraste van a volver (Dany Lezcano, Hijo de botón)
Sale el sol siguen chupando, sale la luna siguen chupando. Que será de esos borrachos tan queridos y abandonados. No trabajan siguen chupando, sin plata siguen tomando, sin compasión siguen chupando. Que será de esos borrachos tan queridos y abandonados. Si, si, si negrita linda, si, si, si tú eres mi amor (Enlace, Siguen Chupando)
Esa mala costumbre hispana también llego a los Estados Unidos. Por ejemplo, Beto O’Rourke, quien castellanizo su nombre como estrategia electoral, aprovecha cualquier ocasión para mostrar un supuesto amor por los hispanos, y ofrecerles todo el programa del Estado del Bienestar. Ofertas que los migrantes hispanoamericanos aceptan sin chistar, aunque para eso tengan que convertirse en simples mercenarios del partido Demócrata.
Para terminar, debemos considerar que la crisis política de nuestro continente es el reflejo de nuestra cultura fracasada. Mientras seamos un continente donde las fiestas folklóricas, los feriados nacionales y los carnavales sean más importantes que el estudio, la responsabilidad y el trabajo duro seremos presas fáciles del socialismo.