Dolarizar Bolivia, mejor Parecer Ecuador que Argentina
OPINIÓN | 24 Ago 2018
La historia y teoría de los ciclos económicos es uno de los campos más apasionantes de la ciencia económica.
Los keynesianos plantean que la falta de consumo es la causa central de la crisis, por su parte, la escuela monetarista de Milton Friedman considera que la política monetaria es indispensable para evitar una recesión. En claro contraste a monetaristas y keynesianos, Carl Menger, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, principales figuras de la Escuela Austriaca, explican que las crisis económicas son responsabilidad de la intervención estatal en el mercado monetario.
Para la Escuela Austriaca, el dinero es un producto social que no ha sido creado por ninguna autoridad política, sino a través de un mecanismo de prueba y error llamado “catalaxia”. El dinero cumple tres funciones: 1) medio de pago, 2) unidad de cuenta, 3) depósito de valor. Los dos últimas son vitales para el desarrollo económico y su calidad depende de lo alejado que tengamos a los gobiernos de las decisiones monetarias.
La soberanía monetaria es uno de las falacias económicas más repetidas en las facultades de economía. En primer término, contar con moneda propia concede a los gobiernos una amplia capacidad de acceso a la política monetaria y cambiaria como un recurso para financiar desde el gasto fiscal hasta las devaluaciones cambiarias, ambas medidas causantes de pobreza y subdesarrollo. En segundo lugar, los políticos y los empresarios miembros de las “élites herméticas” son los únicos beneficiados de este sistema, de hecho, la inflación es la mejor forma de redistribución de riqueza, con la salvedad, que son los pobres que la entregan a los ricos.
Entonces, ¿Por qué no pensar en la dolarización como primer paso para una serie de medias de fondo?
La dolarización es un proceso de anulación o sustitución monetaria, donde una economía reemplaza su moneda original por el dólar estadounidense, sacando de circulación su moneda. No se debe confundir este proceso con la convertibilidad, donde la moneda nacional no es reemplazada, sino que equivale a una determinada cantidad de divisas.
Ecuador es el país más cercano al nuestro que aplicó la dolarización. El economista ecuatoriano Juan Fernando Carpio nos describe algunos de sus beneficios.
“Entre 2001 y 2011 las exportaciones totales crecieron en un 377,17% con un componente de 62,59% de parte de las exportaciones petroleras y el restante por las no petroleras. Aunque las exportaciones industriales y las primarias sin petróleo se han multiplicado en más de tres veces, las exportaciones petroleras lo han hecho en 6,81 veces, demostrando el distorsionante peso que tiene el petróleo sobre el crecimiento de las exportaciones del Ecuador. Esto exacerba la falta de control del contribuyente sobre el erario público y la falta de libertad empresarial para diversificar las exportaciones así como generar fuentes de empleo real para los graduados universitarios. Los empresarios encuentran que entre la estabilidad y la capacidad de exportar usando devaluaciones, la primera es más importante. Una moneda fuerte permite el cálculo económico y fomenta largoplacismo familiar y empresarial. El largoplacismo implica menos consumismo y más inversionismo. En suma, más progreso”
Contrariamente, en mayo de este año, el peso argentino se terminó desplomando, la gente en su desesperación buscó refugió en el dólar porque no confía en el gobierno de Mauricio Macri, que al carecer un plan económico, su gestión no difiere demasiado a la de los esposos Kirchner. En los últimos años Argentina colocó 60 mil millones de deuda, fue el país que más deuda colocó entre todos los emergentes, el doble que Arabia Saudita (30 mil millones), el triple que Indonesia (25 mil millones) y cuatro veces más que Rusia (14,5 mil millones).
Al carecer de un plan político, Macri tiene que hacer maniobras de circo para distraer la atención y trasladar la discusión a un tema tan inmoral como la legalización del aborto. Primera gran lección a la oposición boliviana, no se puede hacer política solo con buenas intenciones.
Lastimosamente, en Bolivia el escenario no es muy diferente al argentino. El Gobierno nacional asegura tener la economía con “blindaje” y, al parecer, la política inflacionista seguirá siendo su principal plan económico ¿Error y falta de desconocimiento en materia económica? No, es la instauración sistemática del socialismo, los socialistas del siglo XXI son más pacientes que sus predecesores.
¿Y la oposición? Carente de todo proyecto serio, vacía de toda doctrina política y solamente movida por una “defensa de la democracia”. Por su parte, las plataformas defensoras del 21F son un cúmulo de buenas intenciones, pero carentes de un proyecto político, como muy bien lo señala Anelin Suárez, principal activista de la plataforma “Las Calles”. ¿Entonces, qué hacer? Canalizar las justas molestias de la población, explicarles que la inflación, la falta de empleo, la corrupción y las altas tasas de criminalidad son culpa del socialismo que nos gobierna. Pero también, mostrarles que medidas como la rebaja de impuestos y la dolarización son la única forma de incrementar su riqueza y asegurar su futuro.
Si el camino a la servidumbre es por la izquierda, la ruta a la prosperidad es por la derecha.
//*HUGO BALDERRAMA ES ECONOMISTA MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA//
Fuente: VISOR BOLIVIA