Batman, un superhéroe para la derecha
La comunicación es uno de los elementos que más le ha faltado a la derecha. Ya que sólo los datos no son suficientes para convencer a la gente. Pues no cualquiera puede entender los índices económicos, los análisis financieros y, mucho menos, los sistemas de gobierno. Por eso, es importante empezar a construir un relato como pieza estratégica dentro de la batalla cultural y aprovechar los ya existentes, por ejemplo, Batman.
Batman y la ciudad de Gotham deben ser, en mi humilde opinión, las más geniales creaciones de Bill Finger y Bob Kane.
Si Batman representa al héroe de acción, Gotham es la ciudad nihilista, surrealista y decadente por excelencia -la mejor forma de representar la situación actual-. Definitivamente, Gotham es un purgatorio, en el mejor de los casos, o un infierno ardiente, en el peor.
Ahí la importancia de Batman. Pues, a pesar de tener todo en contra, se levanta a defender a la familia, a la justicia, a la verdad, a la propiedad privada y a la paz (causas conservadoras por antonomasia). Y pelear contra el ecologismo de Hiedra Venenosa, el feminismo de Gatubela, el sindicalismo mafioso del Pingüino, el transhumanismo del Dr. Frio, el terrorismo de Bane, el narcotráfico del Acertijo y el anarquismo del Guasón (todas modas progresistas vigentes).
Por eso, no resulta extraño que la izquierda siempre haya visto en Batman el estereotipo del opresor. Pues Bruce Wayne -el hombre detrás de la máscara de murciélago- es blanco, atractivo, heterosexual, millonario y exitoso empresario. Además, entiende que la iniciativa privada es más efectiva que cualquier acción estatal (lo opuesto a cualquier zascandil que milita en la izquierda).
Pero quizás el elemento más trascendente de Batman es su afán de mantenerse en las sombras. Puesto que no le interesa la fama, sino el bien. En palabras del pensador Horacio Giusto: «Batman representa una figura estoica quien comprende que un hecho acaecido en la vida puede servir para que la virtud prepondere sobre el mal. Batman no actúa por el resentimiento a lo sufrido, ni movido por el odio, tampoco acciona por temor a un castigo en esta vida o en la próxima. Simplemente, obra bien por amor al bien. Ciertamente, Batman es el arquetipo de un héroe de derecha».
Así es, Batman representa a quienes buscamos la virtud en un mundo lleno de caos, a quienes entendemos que la justicia está por encima del Estado, incluso de las leyes, y a quienes protegemos a los inocentes (el movimiento provida) de aquellos que los quieren exterminar en el viento materno.
Y aunque nos enfrentamos a una avalancha de series de entretenimiento progresistas (especialmente, Netflix y Disney) que quieren acabar con la inocencia de los niños y los pilares de nuestra sociedad. Ya en la década de los noventa, Bruce Timm -uno de los padres de las versiones del Batman más moderno- nos demostró que la virtud importa más que cualquier otra cosa en este mundo caído, ya sea en la creación de una obra de arte, o en el uso de esa obra de arte para contar una historia.
Ya que mientras programas como Friends -que se emitieron aproximadamente al mismo tiempo que Batman: The Animated Series- se burlaban y socavaban todos los pilares de la sociedad occidental, el trabajo del Sr. Timm nos recordó que la guerra siempre vale la pena librarla, incluso en el crepúsculo.