Arce Catacora, el cajero del desastre
En noviembre del 2020, a las pocas semanas del triunfo de Arce Catacora, Duda Texeira, periodista brasilero, me entrevistó para conocer mis opiniones sobre el nuevo presidente, pues había quedado impactado con los halagos que recibió el economista de parte del FMI. A continuación, transcribo parte del diálogo que tuvimos en esa ocasión:
DT: «fue el ministro que condujo a la economía boliviana por un periodo de gran crecimiento, de gran fortaleza de las finanzas públicas, de gran creación, el arquitecto, artífice y creador de márgenes de reserva para esa economía que le facilitaron el convivir con períodos no tan buenos». Son las palabras que el FMI dijo sobre Arce Catacora, ¿tú consideras que el nuevo presidente de tu país será más ortodoxo y dejará la ideología de lado?
HB: Mira, Arce Catacora es un economista formado, como todos, incluido yo, bajo el paradigma de un Estado que debe regular unas supuestas fallas de mercado, redistribuir la riqueza y controlar sectores «estratégicos» de la economía nacional. Es decir, su modelo económico, aunque tenga un nombre rimbombante, es, simplemente, la repetición de viejos errores. Por otra parte, el hombre pasó toda su vida en oficinas públicas, es un burócrata de raza pura, por ende, no entiende la dinámica del sector privado, menos los mecanismos que crean riqueza. Finalmente, los bolivianos, en particular, y los latinoamericanos, en general, debemos comprender que todos estos sujetos son simples empleados de una franquicia delictiva llamada: Socialismo del Siglo XXI.
Las circunstancias actuales, que incluyen una catástrofe medio ambiental, hacen necesario recordar y profundizar algunos temas, veamos.
Durante su primer y segundo mandato, el cocalero Morales vociferaba a los cuatro vientos el crecimiento de la economía nacional. Sin embargo, era un crecimiento tramposo, ya que estaba sostenido en el gasto público, que incluía la creación de enormes aparatos burocráticos y empresas estatales, que son antieconómicas desde su concepción. Otro de los trucos que se usó fue la manipulación arbitraria de la tasa de interés bancaria, que forzó a una nacionalización monetaria. Al respecto, Mauricio Ríos García, en su artículo: La débil tesis gubernamental del crecimiento, explica que:
Si las cada vez más y mayores empresas estatales no son más que un agujero negro que absorbe toda la cantidad de dinero que se le vierte sin producir absolutamente nada, ¿qué es lo que realmente impulsa el crecimiento? Pues el sistema bancario financiero desarrollado durante los últimos diez años. De ahí la intentona pseudo nacionalizadora del sector. El crédito interno crece a un alarmante ritmo de entre el 20 y 25 por ciento anual con la «bolivianización» o el nacionalismo monetario como base, que, con un tipo de cambio correctamente fijo, pero equivocadamente apreciado, el país sólo importa consumo y encarece la inversión para todo lo que hoy debería estar produciendo precisamente para aprovechar los precios internacionales.
Su «exitoso» modelo fue gastar las reservas internacionales; forzar al sistema financiero a aumentar sus créditos de manera acelerada; inducir a los empresarios a invertir en proyectos altamente riesgosos, y meter manos a los ahorros de los bolivianos.
Todo lo anterior no deja de ser un ataque a la propiedad privada. He aquí la peor parte, pues sin propiedad privada y precios libres es imposible el cálculo económico. Entonces, los datos de los cuales presumían Morales y Arce Catacora eran, por decirlo en palabras del lenguaje cotidiano, un dibujo libre.
Por si acaso, lo anterior no es un error, o falta de conocimientos económicos, sino que son partes de un plan macabro que busca ciudadanos pobres y gobiernos ricos, la receta de Fidel Castro, a quien Arce Catacora admitió admirar.